Comercio exterior
Diagnóstico

    Para el desarrollo económico costarricense es imprescindible la participación en el comercio internacional, lo cual se justifica por la pequeñez del mercado nacional y del centroamericano. La ampliación de las posibilidades de intercambio comercial promueve mayores niveles de especialización, economías de escala, eficiencia y una mayor capacidad de consumo. Un mercado altamente protegido no permite reconocer las oportunidades que los empresarios tienen para adquirir insumos y bienes de capital a precios y calidad competitivos, impide reconocer que las exportaciones puedan ser más rentables que las ventas internas y limita la capacidad de consumo de una sociedad.

    Desde mediados de la década de los ochenta, Costa Rica optó por cambiar el modelo de desarrollo basado en la sustitución de importaciones hacia uno de apertura al comercio internacional respaldado por los incentivos a las exportaciones. Las reformas introducidas contribuyeron a disminuir el sesgo antiexportador al reducir aranceles y eliminar barreras no arancelarias.

    Esos esfuerzos se consolidaron con la adhesión de Costa Rica al Acuerdo General de Aranceles y Comercio en 1990 y con su ingreso y participación activa en la Organización Mundial del Comercio (OMC), de esta manera se ha utilizado el mecanismo multilateral de solución de diferencias para proteger sus intereses comerciales. En ese contexto, Costa Rica fue la primera nación latinoamericana en adherirse al Acuerdo sobre Tecnología de la Información y en ratificar el Protocolo de Servicios Financieros.

    Costa Rica ha reiterado su apoyo al sistema multilateral como garante de una serie de acuerdos que permiten a los países pequeños tener mayor seguridad y previsibilidad en el comercio mundial. Particularmente, en las negociaciones agrícolas que se desarrollan en el seno de la OMC y que forman parte de la Ronda de Doha, Costa Rica continuará participando con el objetivo de lograr avances sustanciales en temas de mucha importancia para el país como lo es el agrícola, apoyando en forma decidida las reformas a las reglas actuales para que se garantice el establecimiento de un sistema de comercio agropecuario equitativo y orientado al mercado. Con ese objetivo, se ha defendido la necesidad de eliminar todas aquellas distorsiones que afectan al comercio agrícola, abogando por la eliminación de los subsidios agrícolas a la exportación, así como aquellas ayudas domésticas que distorsionan al comercio. En materia de acceso a mercados, Costa Rica ha insistido en la urgencia de mejorar las condiciones arancelarias y no arancelarias que otorgan los países desarrollados, con el fin de garantizar a los productores de los países en desarrollo mayores y mejores oportunidades de acceso en esos mercados internacionales.

    Por otra parte, Costa Rica intensificó su participación en los procesos de integración regional al ser miembro del Mercado Común Centroamericano y al realizar diversas acciones que han mejorado las disciplinas comerciales de la región, han eliminado obstáculos y han facilitado el comercio; además, mediante instrumentos jurídicos los países centroamericanos se han comprometido a avanzar a niveles superiores de integración.

    El contexto de integración también se ha visto fortalecido mediante la suscripción de tratados bilaterales de libre comercio con México, Panamá, República Dominicana, Chile y Canadá. Además, destaca la participación en la negociación para conformar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Otro elemento que ha favorecido el entorno de comercio exterior es la ampliación de los beneficios unilaterales de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe por parte de Estados Unidos.

Por otra parte, el proceso de desgravación arancelaria ha ubicado el arancel promedio para el universo arancelario en 6% (13,5% para los bienes agrícolas y 5% para los bienes industriales). Asimismo, se ha procurado reducir los picos arancelarios mediante negociaciones concertadas entre el Gobierno de la República y el sector privado, los cuales favorecieron la disminución de los niveles más altos aplicados a ciertos productos (carne de pollo y lácteos principalmente), que gozaban de aranceles muy superiores a los de las demás mercancías. Por ejemplo, los productos lácteos, trozos y despojos de ave y pasta mecánicamente deshuesada, en enero de 1995 tenían una derecho arancelario del 109%, 270% y 270% respectivamente; pero, desde julio 2001 tienen un arancel del 65%, 150% y 35% respectivamente.

    De tal manera, desde la década de los noventa se experimentó una tendencia a aumentar las relaciones comerciales, medida por medio del indicador de apertura económica (la suma de exportaciones e importaciones con respecto al Producto Interno Bruto (PIB)). Según este indicador, mientras que en 1991 se ubicaba en el 59%, en 1998 fue del 83% y en el 2001 del 72%, año en el que se conjugan el deterioro de los términos de intercambio y la recesión mundial.

    A pesar de este dinamismo comercial, las relaciones económicas de Costa Rica con el resto del mundo se han caracterizado por un persistente déficit de balanza comercial, el que se suma al déficit de la cuenta de rentas originadas por la remuneración de empleados y renta de la inversión. Estos déficit han sido compensados parcialmente por las entradas netas por turismo. La combinación de estos elementos ha incidido en que el constante déficit de la cuenta corriente oscile en poco más del 4% del PIB durante los últimos 10 años.

    Particularmente, las exportaciones han profundizado el proceso de diversificación con productos no tradicionales como resultado de la aplicación de regímenes especiales para su promoción y al trato preferencial por parte de Estados Unidos. Mientras que en 1990 las exportaciones de productos tradicionales, básicamente de origen agropecuario, representaban un 42% del total de las ventas al mercado externo, en el 2001 esa participación llegó a ser de un 15%. Este comportamiento se debe tanto al incremento de las exportaciones de productos no tradicionales, predominantemente de componentes electrónicos desde finales de la década de los noventa y de empresas asociadas al régimen de zonas francas, como al deterioro de los términos de intercambio en los productos tradicionales.

    Respecto a los mercados de exportación, es notorio el predominio de Estados Unidos como principal destino de las ventas externas costarricenses, un 50% de las exportaciones totales, seguido por la Unión Europea, la cual participa con un 20% como promedio en los últimos años, y por el mercado centroamericano entre un 10% y un 12%. En relación con otros países, los asiáticos compran entre un 5% y un 7% de las exportaciones nacionales, Canadá absorbe como promedio un 1%, México un 2% y los países de América del Sur poco más de un 2%.

    En el caso de las importaciones, Estados Unidos también representa el principal proveedor con más del 50% de las importaciones totales de Costa Rica, seguido por la Unión Europea, los países asiáticos y América de Sur, cada uno con poco más de un 10% de las compras externas de Costa Rica.

    Como resultado de lo anterior, las relaciones comerciales, en términos generales, se han caracterizado por situaciones deficitarias en contra de Costa Rica con Estados Unidos, México y los países Asiáticos; mientras que se registran superávit con Centro América, la Unión Europea y Canadá.

    El contexto de mayor apertura comercial y vinculación con la economía internacional, ha dado un fuerte impulso a los movimientos de capital lo cual incluye la inversión extranjera; esto sumó US$447,9 millones en el 2001, mientras que en 1990 era de US$162,4 millones. Estos flujos han sido de fundamental importancia para compensar en parte el déficit existente en la cuenta corriente. La inversión extranjera en Costa Rica se ha concentrado en sectores como manufactura, alta tecnología, servicios, médico y turismo. Por origen de la inversión, Estados Unidos destaca como el principal inversionista con el 65% en el total de inversión directa en Costa Rica, seguido de México, que incrementó sustancialmente sus inversiones a partir del Tratado de Libre Comercio entre ambas naciones, y Canadá. El establecimiento de inversión extranjera se ha dado por medio del Régimen de Zonas Francas principalmente por los incentivos fiscales que se ofrecen a las empresas amparadas a este Régimen, tales como la exoneración del impuesto sobre la renta.

    Sin embargo, en los últimos años se ha comenzado a replantear el esquema de incentivos vigentes por el costo fiscal que implican y la incompatibilidad con las disposiciones de la OMC. En ese sentido, el Régimen de Zonas Francas que debía eliminarse desde el año 2003, en la Conferencia Ministerial de Doha se acordó prorrogarlo hasta el año 2007 con dos años de gracia.

    Por otra parte, Costa Rica no cuenta con una ley específica para la atracción de inversión extranjera directa, ya que la legislación nacional se aplica de igual manera a nacionales y a extranjeros, excepto las limitaciones establecidas en la Constitución Política o por ley. Sin embargo, para favorecer el clima de negocios, se han suscrito acuerdos de promoción y protección recíproca para las inversiones de los cuales están vigentes los firmados con Canadá, Chile, Argentina, Venezuela, Paraguay, Gran Bretaña, Francia, España, Holanda, Alemania, República Checa, Suiza, Corea y China (Taiwán).

    El marco de inversiones se completa con la incorporación de disposiciones para brindar garantías y protección a las inversiones extranjeras en los tratados de libre comercio vigentes con México, Chile y República Dominicana. Costa Rica ratificó el Convenio Constitutivo de la Corporación Interamericana de Inversiones del Banco Interamericano de Desarrollo y es miembro del Organismo Multilateral de Garantías de Inversiones del Banco Mundial.

 

                

            


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