Vivienda
Diagnóstico

    La vivienda es fundamental para el mejoramiento de la calidad de vida de los costarricenses y por ello, su problemática obliga a ejecutar programas que solucionen de manera integral las limitaciones y deficiencias que se enfrentan en este Sector.

    No obstante que el número de viviendas se incrementó en un 90% entre 1984 al 2000, al pasar de 544.079 a 1.034.893 en el 2000, se mejoró el promedio de ocupantes por vivienda individual de 4,1 para todo el país, que el porcentaje de viviendas en hacinamiento se redujo en un 12%, los esfuerzos realizados no son suficientes para atender el crecimiento acelerado del faltante habitacional como faltante cuantitativo y como deterioro de las viviendas existentes. Aún cuando los datos no son precisos sobre el faltante habitacional, su atención representa un gran reto al sector vivienda.

CONSIDERACIONES SOBRE LA INFORMACIÓN DEL FALTANTE
DE VIVIENDA

     La precisión del faltante de vivienda resulta compleja, ya que hay diferentes fuentes, datos, variables y formas de agrupación, que podrían tomarse como referencia.

     Para señalar ejemplos de fuentes que brindan información sobre el tema, se tienen cifras que proporciona la encuesta de hogares de propósitos múltiples del Instituto Nacional de Estadísticas y el Censo del 2000, donde se señala que 337.565 viviendas se encuentran en mal o regular estado.

     La Fundación Promotora de la Vivienda (FUPROVI), sitúa el faltante en 170.233 viviendas, cifra que incluye el faltante natural y el cualitativo. No obstante esta misma Fundación, señala en otros estudios que deben incluirse otras variables para determinar un déficit real de vivienda.

     Además de considerarse el déficit habitacional acumulado, debe tenerse presente como referencia la demanda creciente anual, así como la presencia de extranjeros no censados y con pretensiones de permanecer en el país los que representan un rubro importante para incorporar en el déficit habitacional.

     Se detecta la necesidad entre las diferentes instituciones del Sector vivienda, así como de otras instancias tanto públicas como privadas, de coordinar y contar con un sistema integrado que permita procesar y uniformar información confiable que contribuya a la toma de decisiones, orientar los recursos disponibles y cuantificar el impacto de los programas en la disminución del faltante habitacional.

 

    Según la encuesta de hogares de propósitos múltiples, del Instituto Nacional de Estadísticas y el Censo del 2000, el 27,3% de las viviendas ocupadas se encuentran en estado físico regular y 13% en mal estado. Esto indica que parte de los esfuerzos, se deben concentrar en labores de reparación para que los costarricenses cuenten con vivienda digna.

    Asimismo, los esfuerzos deben focalizarse en la atención de grupos más necesitados; a pesar de que del total de bonos para vivienda entregados entre mayo de 1998 a diciembre del 2001, el 39% fueron para mujeres jefas de hogar, el esfuerzo debe continuar, ya que de cada tres hogares en estado de pobreza en el país, uno tiene una mujer como jefe de familia.

    Es necesario una mejor asignación de bonos para la vivienda en zonas rurales, en las cuales la pobreza es mayor al 25%. Pese a que en la anterior Administración se entregó en éstas el 71,8% del total de bonos, se debe mantener esta tendencia, concentrando esfuerzos en las zonas fronterizas, Puntarenas, Limón y Guanacaste.

    La existencia de tugurios es otro problema que debe enfrentar el Sector, ya que los esfuerzos no han sido suficientes para erradicar tugurios y precarios.  De enero a diciembre del 2001, el 15,8% del total de bonos fueron entregados a familias para erradicación de precarios, emergencias y extrema necesidad, y según el IX Censo Nacional de Población y V de Vivienda, en viviendas individuales ocupadas, se encuentran 15.014 clasificadas como tugurio. La Dirección de Vivienda y Asentamientos Humanos del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos(MIVAH), han censado en el ámbito nacional 371 tugurios (que representan el 98% de los existentes), ocupados por 36.879 familias, a las cuales habría que agregar unas 5.000 familias que viven en tugurios individuales, es decir un 4,5% de la población total del país habita en tugurios.1/

    Resulta importante destacar la significativa presencia de migrantes, especialmente nicaragüenses en los tugurios, donde se estima que en el año 1998 cerca del 70% de los tugurios en la Gran Area Metropolitana (GAM) está representado por familias donde al menos uno de los padres es migrante. En estas cifras debe reconocerse la significativa presencia de nicaragüenses indocumentados en los tugurios.

    Otro aspecto por resolver es el mejoramiento de la coordinación y la definición de las competencias de las instituciones del Sector Vivienda, para que el MIVAH dicte las políticas en la materia, el Banco Hipotecario de la Vivienda (BANHVI) fortalezca el sistema financiero y el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) actúe como ente ejecutor. Adicionalmente, se debe establecer una coordinación más estrecha con otras instancias que ejecutan programas de vivienda; tal es el caso del Instituto de Desarrollo Agrario (IDA), el Instituto Nacional de Seguros (INS), el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) y el Sistema Bancario Nacional.

    Asimismo, se requiere crear opciones de financiamiento y estímulo del ahorro y para estos fines, es esencial fomentar esa cultura de ahorro creando nuevos programas y fortaleciendo la permanencia de programas como el de Ahorro- Bono-Crédito, en el cual entre el 1° de enero al 30 de setiembre del 2001 se formalizaron 678 contratos, no obstante, muchas familias no atendieron el contrato de ahorro establecido de previo y se retiraron. En igual forma, se requieren también opciones para familias de la clase media, cada vez más reducida y empobrecida, lo cual limita sus opciones de adquirir vivienda ante el cambio de intereses por préstamo y los altos costos de los materiales de construcción y de mano de obra. Así, durante los últimos cinco años el precio de los materiales de construcción aumentó en promedio un 12,4%, lo cual encarece considerablemente el valor de la construcción, de allí la necesidad de mantener estables los precios de dichos materiales para favorecer la construcción de vivienda, especialmente la destinada a los estratos bajos y medios.

    En lo que respecta a la construcción de viviendas, estas se han caracterizado por ser de tipo horizontal. Se ha presentado un crecimiento urbano expansivo y lineal, con muy bajas densidades y la construcción de urbanizaciones se han realizado desvinculados de la planificación urbana, por lo que se construyen en lugares donde se carece de servicios básicos, en terrenos no aptos para residir, donde incluso se elimina la vegetación existente, lo que ha ocasionado, en muchos casos, inundaciones. En el caso específico del Área Metropolitana, se produce el abandono de la vivienda, excesiva concentración de recursos y actividades, deterioro de dicho centro y una disfuncionalidad en su crecimiento. Esta misma situación se presenta en otros centros de ciudades donde se carece de nuevos esquemas de construcción.

    Se ha generado un crecimiento urbano y habitacional desequilibrado y desordenado. Nuestras ciudades han crecido sin planificación, producto de la descoordinación institucional y la ausencia de lineamientos estratégicos y de planificación urbana, lo que provoca impactos negativos en lo social, ambiental y económico lo cual representa altos costos para el país.

    La ley de Planificación Urbana le confiere al Estado, por medio del INVU y de MIDEPLAN, la obligación de presentar el Plan Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU); igualmente le establece la obligación de promover el Plan para la Gran Área Metropolitana (GAM), así como los planes reguladores cantonales. De 1968 a la fecha, el PNDU nunca se ha realizado.

     En cuanto al Plan GAM el primero se dio en 1982 y hoy está desactualizado. Localmente, de los 81 cantones del país, solo 25 tienen planes reguladores, algunos de ellos están obsoletos; otros, no se aplican. La institucionalidad del urbanismo, la planificación urbana y el ordenamiento territorial se debilitaron, se dejó de pensar y, por ende se dejó de planificar.

     La práctica ha generado una actuación por nichos institucionales, con visiones sectoriales, sin que haya existido capacidad de coordinar y de aprovechar los recursos. Idéntica situación se ha dado entre el Gobierno y las municipalidades entre éstas.

   

    El resultado de todo esto se refleja en el estado lamentable de las ciudades del país, donde se ha perdido la calidad de vida de sus habitantes, y se afectan a la economía nacional, la regional y la individual por el mal funcionamiento urbano. La inexistencia de planes urbanísticos o la escasa aplicación de los existentes, ha llevado a prácticas con resultados poco saludables y con la presencia de grupos de interés muy fuertes que lucran con esta situación: transportistas y autobuseros, industriales de rótulos y vallas comerciales, vendedores ambulantes, vendedores de vehículos nuevos y usados, empresas sanitarias, desarrolladores urbanos, invasores de tierras, constructoras de infraestructura vial, compañías madereras, algunos usuarios del agua y otros, se favorecen, equivocadamente, con el modelo urbano existente.

    En el Informe final de los Talleres realizados para la Fase I del PNDU2/, se enumeran las características que han prevalecido en nuestro desarrollo urbano y habitacional, entre otras se señalan:

 

1/ Plan Nacional de Vivienda 2002-2006. Pág.5
2/ ITCR, CIVCO, MIVAH. "Plan Nacional de Desarrollo Urbano, Informe final de los Talleres, Area temática: Vivienda y Asentamientos Humanos". Págs.1 y 2.

 

        


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